Lo cierto es que son más gigantes que solo 3 para comenzar a practicar la educación financiera, pero vamos despacio, porque la sabiduría financiera es resultado de la experiencia y del tiempo. Así que tómate un momento para leer este artículo completo y obtengas tres herramientas para convertirte en un jedi (léase yedai ) de las finanzas personales.
Administra tus recursos sabia, flexiblemente y sin miedo
El miedo puede crecer y llevarte al lado oscuro de las finanzas. Muchos especialistas y expertos en temas de educación financiera te dirán que lo más importante para cambiar la dirección de tus finanzas es hacer un presupuesto. Esto es cierto, pero a muchas personas les da temor dar ese primer paso. Enfrentarse al dinero cuando no se trata de gastar causa sensaciones poco gratas, como cuando te llega el estado de cuenta de la tarjeta de crédito. Entonces estar cara a cara con la forma en que manejamos el dinero es un momento incómodo que pocas personas están dispuestas atravesar.
Recuerdo que en un taller de ahorro que di hace varios años, les pregunté a quienes asistían los motivos por los que no hacían un presupuesto. La mayoría comenzó a decir que le daba flojera y que no tenía tiempo, motivos válidos para esta vida tan acelerada en la que vivimos. Sin embargo, comencé a hacerme la misma pregunta, y la respuesta, además de las mismas que me daban en los talleres, fue el miedo. Sí, miedo a saber en qué gastaba, miedo a comprobar lo que me temía; estaba gastando más de lo que ganaba.
Así que comencé a hacer la misma pregunta en cada taller y obtuve siempre la misma respuesta. No obstante, ahora les preguntaba si también les daba miedo de saber cómo gastaban y la mayoría de las personas sonrían y asentían. Desde ahí, me pareció importante que en grupo y en ese momento, no como actividad de tarea, hiciéramos el “ejercicio del presupuesto” en una hoja. Esto te da una experiencia diferente a estar sentado frente a una hoja de cálculo.
La gente comenzó a compartir en qué gastaban más y cómo se sentían. También se dieron cuenta que no eran los únicos; había muchas personas pasando por graves garabatos financieros. Y al mismo tiempo se daban cuenta de que gastos podían y querían reducir.
Comenzaron a tomar decisiones financieras: hacer el presupuesto es un momento revelador para muchas personas.
Probablemente muchas otras lo vieron como un ejercicio y la vida siguió como siempre, aunque se había ganado la primera batalla “hicieron su presupuesto”. Pero otras personas traspasaron la barrera de una simple actividad de eso estoy segura.
Así que no tengas miedo de comenzar con algo nuevo, aunque no sea sencillo, y si eres constante te darás cuenta en un abrir y cerrar de ojos de que eres parte del club de los que hacen las cosas.
Lo mismo sucede cuando decides cambiar tu relación con el dinero. Si ya decidiste que vas a tener un presupuesto, te recomendamos que lo hagas por día. Así te será más sencillo cumplir tus objetivos. Es importante que le dediques un momento para establecer los gastos del día siguiente. Por ejemplo, después de tu rutina del cuidado de la piel por la noche, puedes tomarte 10 minutos para planificar cómo distribuirás tu dinero. ¡A eso le llamamos un combo de hábito!
Aunque las primeras veces sea difícil, confía en el proceso y sé flexible. No olvides que siempre tendrás el día siguiente para para retomar tu rutina financiera.
Recuerda que los grandes frutos son resultado de la constancia.
Ponle atención a tus experiencias financieras
No hay mayor sabiduría financiera que las experiencias que acumulamos en la vida, sobre todo las que vivimos en nuestra infancia y en nuestra adolescencia. A partir de ahí, vamos formando distintas visiones del dinero que influyen en nuestro comportamiento financiero cuando nos convertimos en adultos.
Para reflexionar sobre tus decisiones financieras, piensa en aquellas que te generaron sensaciones positivas, como comprar tu primer colchón o terminar de pagar tus meses sin intereses. Luego, piensa sobre las que te produjeron sensaciones negativas y que probablemente resultaron en un gran estrés financiero, como no poder dormir por preocupaciones financieras, esas son las que tienes que evitar repetir para no estar dentro del loop financiero poco saludable.
Esto te ayudará a recordar que todas las personas hemos tenido tropiezos financieros, pero que podemos cambiar la manera en que nos relacionamos con el dinero. Recuerda que la fuerza vive en ti y eres capaz de cambiar tus comportamientos financieros
Procura repetir aquellas decisiones financieras que te dieron buenas sensaciones.
Práctica tus decisiones de consumo más racionales
No es nuevo decir que la mayoría de las decisiones que tomamos todos los días, más allá de las financieras, no son racionales. Si te pones a pensar, más de la mitad de los gastos que ya hiciste estuvieron influenciados por tus emociones. Claro que no tenemos el secreto de Pandora (sí, como el mito de la caja) para evitar estos impulsos gastalones. Sin embargo, te podemos dar un consejo impredecible para gestionar tus emociones antes de realizar alguna compra no planeada. Respira y date un tiempo antes de comprar. Esto te ayudará a dejar pasar la emoción que tengas en ese momento. Te sugerimos que sea mínimo 15 minutos y máximo 7 días. Es importante que, si tienes un presupuesto, regreses a él y lo honres. También evalúa si es una necesidad o un deseo y prioriza.
Haz este ejercicio las veces que consideres necesario y procura planear con anticipación tus deseos.
¿Qué otro sabio consejo piensas que te puede ayudar a mejorar tu educación financiera?