En el futbol mexa, la pasión lo es todo. La afición mexicana sabe que nuestro fut se distingue porque no hay medias tintas: apoyas o no a tu equipo en las buenas y en las malas.
Y no hay afición más fiel, y que sabe apoyar, que la de Cruz Azul; nosotros que somos celestes lo sabemos. Y sí, gane o pierda La Máquina, no se nos va el internet. Porque la sangre azul se siente y estamos hechos de orgullo y aguante.
"Yo soy celeste es un sentimiento que no morirá."
La afición al futbol se siente todos los días
Los celestes estamos para el equipo en todo momento. Amamos las rachas y victorias, pero también abrazamos y reflexionamos los empates y derrotas. Claro que exigimos a Cruz Azul resultados porque a donde vaya estamos en las gradas y detrás de la pantalla.
Esperamos 23 años para ver a la poderosísima campeona. Quién no se acuerda del revuelo que hubo en aquel Clausura de 2023. Que celeste no sea acuerda con nostalgia y felicidad de aquel domingo 30 de mayo.

Seguir también ganar: Cruz Azul y su afición
En el futbol y en la vida ganar a veces significa simplemente no rendirse. Nuestra filosofía como aficionados de Cruz Azul es siempre darle para adelante. Sin importar si de repente en la chamba o la escuela nos dicen: “¿qué pasó? ¿Ya la cruzasulearon?”.
En nosotros está el espíritu de la afición mexicana que sabe de futbol y constancia, de pasión y entrega, porque claro que tú también debes conocer o tener una historia celeste en la que hiciste una locura por el equipo.
Nosotros, los celestes, la tenemos clara: la grandeza no viene solo levantar la copa, que ya merecemos la décima, sino de dar la cara después de cada derrota. Sin pena. Porque quizá algunas personas no entienden este amor por la camiseta, pero muchos alentamos sin descanso.
La historia de Cruz Azul es aguante
Tú y yo sabemos que irle a La Máquina no es solo un pasatiempo. Es ser parte de una historia de años y también es una forma de vida. No me imagino cómo sería mi vida sin mi equipo. ¿Qué haría los fines sin ver futbol?
Pienso en mis compas celestes que siempre me escriben y me dicen que qué envidia haber ido a un palco VIP en el Estadio Azul y que por qué no les regalo boletos si trabajo para el banco que patrocina a La Máquina.
Y claro que yo quisiera llevarlos siempre a los partidos, pero no siempre se puede. También son parte de la historia del equipo y de la afición la pasión heredada. Por ejemplo, recuerdo a algunas amigas que se llaman Azul o Celeste porque sus papás son de sangre azul.
La verdad hasta a mí me dan ganas de ponerle así a mi hija cuando tenga una o Carlos, Miguel, Nacho o hasta decirle nomás Tata de apodo y que cuando él crezca sepa por qué elegí ese apodo y todo lo que representa para mí.

Identidad cruzazulina
Cuando era pequeño recuerdo que, en mi barrio, muchas personas iban y rayaban una casa que tenía el escudo de Cruz Azul, pero el dueño siempre me decía que la iba pintar mil veces para mostrar su amor por el equipo.
Un día hasta yo le ayudé a pintar porque sabía que esa casa le daba color y vida a mi barrio. Hay otros que no pintan su casa, pero sí su piel: se tatúan el escudo y no solo lo llevan para siempre sobre el corazón.
Esa pasión por el equipo se hereda de generación en generación. En muchas familias cementeras hay más de tres generaciones visten la camiseta: el abuelo que vio campeonar al Azul en los años 70, el padre que sufrió las finales perdidas y el hijo que por fin celebró la gloria en 2021.
Cruz Azul, ejemplo de perseverancia del futbol en México
La historia de Cruz Azul es una montaña rusa de emociones. En los setenta, cuando La Máquina arrasó con títulos en el fútbol en México cimentaron a nuestra enorme afición.
Pero después vino una larga sequía de campeonatos de liga que se extendió más de 23 años (1997-2021). En ese rato, el equipo lo dio todo en varias finales y nunca dejo de intentarlo porque como sabes: nunca rendirse también es ganar.
Lejos de disminuir, la pasión de nosotros los celestes creció en esos años de espera. Y aunque la frase “Penal para el América” nos sigue ciscando, siempre se verá la marea azul inundando el Azteca y cualquier otro estadio que pisemos.
Cruz Azul nos enseña que seguir insistiendo hace que la victoria siempre sea más dulce.
Nunca bajarse de La Máquina
Al final, ser aficionado de Cruz Azul es abrazar la filosofía de que “ganar también es seguir”. Como celestes vivimos con el corazón acelerado por la pasión, el aguante y siempre encendido por el equipo.
Los cementeros personificamos lo mejor del orgullo de ser aficionado. Tenemos la capacidad de reír después de llorar, de seguir creyendo cuando nadie más lo hace y de nunca rendirnos. Porque subirse a La Máquina es seguir apoyando y nunca bajarse de ella.





